jueves, 8 de mayo de 2008

GUERRAS CIVILES Y SECESIONES

El referéndum que aprobó los Estatutos de Autonomía en la región boliviana de Santa Cruz es un paso más hacia una definitiva confrontación en Latinoamérica.

“Tengo la seguridad de que el actual problema es sólo prefacio o la primera página de un trágico relato aún por escribir”. Con estas palabras John Quincy Adams, quien fuera el sexto presidente de los Estados Unidos, vaticinó la guerra civil norteamericana ¡cuatro décadas antes! de que aconteciera. Lo hizo en 1819 después del “Compromiso de Missouri, donde se aceptaba a Missouri como estado esclavista y a Maine como estado libre, manteniendo un “equilibrio” de estados esclavistas y libres. En realidad, las causas de la guerra civil estadounidense comenzaron entre 1781 y 1804, período en el cual los estados del “Norte” abolieron la esclavitud. Desde antes de la independencia los estados del “Sur” eran básicamente agrícolas mientras los del “Norte” se desarrollaban industrialmente, además del incremento del comercio y el auge del sector financiero. Abolicionismo versus esclavitud fue la expresión de lo que eran dos concepciones de la vida y del desarrollo. Cada cual con modelos económicos, políticos y sociales distintos. Era cuestión de tiempo, tarde o temprano sobrevendría la guerra. Antes de estallar, se creó la Comisión de Concordia y paz, pero no pudo lograrlas, no hubo acuerdo, tolerancia, sensatez, ni “calma y cordura”. Murieron más de medio millón de ciudadanos.
En España, la guerra civil comienza en 1936 y termina en 1939, pero sus causas se remontan a la crisis política y social de Alfonso XIII en 1917, al golpe de estado del general Miguel Primo de Rivera en 1923, a la gran depresión económica de los años treinta, al Estatuto de Autonomía proclamado por Cataluña y al triunfo del socialista Francisco Largo Caballero como presidente de un gobierno republicano. Nuevamente se presentaron dos proyectos de desarrollo económico, político y social y alguna de las partes se niega a aceptar los procesos civiles para dirimir las diferencias como pueden ser las elecciones o a través de un pacto social de convivencia entre las partes. Sus consecuencias, además de casi un millón de victimas, el terror y el empobrecimiento del país por décadas.
También en Venezuela, la guerra federal entre 1859 y 1863, tuvo antecedentes históricos y causas que datan desde décadas anteriores y de cuando comienza la crisis económica en 1840.
Asimismo, en el período de las guerras civiles de Argentina, en la guerra civil chilena (1891), la guerra de los mil días en Colombia (1899-1901), la guerra civil de Ecuador, (1872-1924) y la guerra salvadoreña (1980-1992), entre otros procesos similares, todas las guerras son la consecuencia de la confrontación de dos modelos distintos de sociedades que no fueron resueltas mediante el diálogo y uso del principal mecanismo civil de resolución de conflictos como lo son las elecciones libres y directas.
Desde hace dos décadas, los latinoamericanos estamos viviendo los antecedentes y las causas de la próxima conflagración en puerta.
En Venezuela coexisten dos visiones, dos filosofías de vida, dos conceptos de desarrollo hasta ahora en paz. En Latinoamérica también. Si en Bolivia se rompe el equilibrio y dejan de convivir las opciones del centralismo y de la autonomía y se desconocen mutuamente los procesos electorales donde el pueblo manifiesta sus preferencias, la coexistencia se romperá y surgirá el único fantasma que recorre al continente, el de las guerras civiles y las secesiones, porque una guerra civil en Bolivia puede ser el detonante de una ola de violencia que arrastre a buena parte de Latinoamérica.
Vladimir Gessen.


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