viernes, 31 de octubre de 2008

COMANDANTE: DOS OPCIONES

Si tomas el sendero de la imposición y el del despotismo, es posible que la historia se repita: Napoleón se vio obligado a rendirse incondicionalmente bajo la presión de sus altos mandos militares y, aunque regresó por cien días, fue encarcelado y desterrado a una isla.

A pesar de que no eres ni puedes ser candidato a ninguna gobernación ni alcaldía porque eres el presidente de la República, participas en la campaña de las elecciones regionales como si fueras el candidato en todas ellas.
Me imagino que esta actuación persigue algún objetivo o forma parte de una estrategia. Quizás es para evitar que ninguno de los verdaderos candidatos se proyecte en la contienda y se perfile como un líder que te pueda hacer sombra. Tal vez, para impedir que uno de ellos saque más votos que los logrados en el referéndum reelecionista que se perdió estrepitosamente y se evidencie que tiene más votos y apoyo que tu propuesta. Del mismo modo, puede ser para cantar victorias ajenas. Además, siempre se podrá decir sí se gana un estado o alcaldía que fue por el apoyo presidencial. Obviamente, sí se pierde, fue por culpa del candidato. Al final intentaras explotar lo que considerarás una victoria personal. Donde se pierda te ocuparás de “purgar” al candidato y le abrirás paso a otro “dirigente” más obediente y “cuadrado” con el proyecto.
Pero, sea cuales sean los resultados, pierdas 5, 8 o 12 gobernaciones y más de cien alcaldías, se que te proclamarás ganador y llamarás a cerrar filas porque la revolución se puede perder. Acusarás a muchos de traidores al proceso e intentarás “salvar” el socialismo del siglo XXI, a como de lugar.
Sin embargo, quisiera pensar en voz alta. ¿De verdad crees que tras los avances de la humanidad en el ejercicio de los derechos humanos puedes imponer una dictadura? ¿Qué vas a hacer con la mitad del país? ¿Piensas que se pueden ir de Venezuela 5 o 6 millones de adultos? ¿Vas a encarcelar o colocar en stadium a decenas de miles de ciudadanos como Augusto Pinochet? ¿Vas a reprimir como el general Idi Amin Dada?

No, comandante, tienes que convivir con la otra parte de los venezolanos que difieren de tu forma de gobernar. El mecanismo para esa coexistencia es precisamente la vigente y “mejor constitución del mundo”, para usar tus palabras cuando la propusiste, y que luego se aprobó en referéndum nacional.
Igualmente deseo expresar que los venezolanos que no comparten el socialismo “rojo-rojito” que pregona el oficialismo, tienen que suscribir esa premisa y hacerse las mismas preguntas.
El Partido Socialista Unido de Venezuela es una realidad. Un 30 por ciento de los venezolanos, o más, manifiestan su adhesión y apuestan al socialismo. Si por uno de los caminos pautados en la Carta Magna surgiera en los próximos años un nuevo gobierno con distinto planteamiento político al actual, tiene que incluir a todos los ciudadanos, de una u otra militancia o simpatía.
Comandante, luego de las próximas elecciones regionales tienes dos caminos. Uno, es el que transitas en este momento, el de la ira, la confrontación, el de la intolerancia, el excluyente. Esta vía nos llevará irremediablemente a un momento en que los diques de contención social se desbordarán. Así ha ocurrido en tantos países como los Balcanes o en África, o aquí mismo en América y en la propia Venezuela. Puedes llevarnos a una guerra civil. Lo cual te conducirá a establecer una dictadura caudillista al estilo de los Somoza, Strossner o la de los hermanos Castro, o una dictadura militar como la de Francisco Franco, Fulgencio Batista o la del general Jose Rafael Videla. También, las circunstancias te pueden empujar hacia las dictaduras ideológicas como la de Mao Tse-tung, de la que China se salvó y dejó atrás, la de Kim Il Yong en Corea comunista o las nacionalistas y socialistas dictaduras de Benito Mussolini o Adolfo Hitler.
La alternativa es apegarte a la Constitución y reconocer que el próximo 23 de noviembre, al contarse los votos surgirá la verdadera voz de los ciudadanos. Unos apoyarán a los candidatos del socialismo, otros respaldarán diversas corrientes. Se abrirán opciones que gobernarán territorios por el tiempo de su mandato. Después habrá elecciones presidenciales y llegará el final de tu propio período. Ya no tienes que hacer campaña ni por ti ni por nadie más. Te quedan 4 años en el poder para consolidar tu obra de gobierno, tu partido y dejar un legado a quienes han estado contigo y te han acompañado. Ellos con tu guía y respaldo continuarán construyendo y mejorando la propuesta política. En ese momento es posible que tu partido siga en el poder con otro presidente, o a lo mejor no. Si esto ocurre y sí son demócratas tendrán futuro en la oposición y seguramente volverán a gobernar.
En caso contrario, si tomas el sendero de la imposición y el del despotismo, es posible que la historia se repita: Napoleón se vio obligado a rendirse incondicionalmente bajo la presión de sus altos mandos militares y, aunque regresó por cien días, fue encarcelado y desterrado a una isla.
Vladimir Gessen.
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jueves, 23 de octubre de 2008

¡EXPLOTAR LA VICTORIA!

Hugo Chávez, su política reeleccionista y la reforma constitucional para convertir a Venezuela en un estado socialista sufrieron una tremenda derrota el pasado diciembre. Sin embargo, los ganadores no “explotaron la victoria” que es el término militar que define al conjunto de operaciones que permite asegurar y expandir el triunfo alcanzado.

Por el contrario, fue el vencido Chávez, en virtud de su entrenamiento militar, quien explotó “su” victoria. Muy probablemente recordó que el triunfo del ejército soviético, sobre Alemania en Stalingrado, se aprovechó para explotar la victoria psicológica del éxito militar al promover masivamente el mensaje de que el ejército alemán podía perder la guerra.
La oposición no supo explotar la victoria obtenida en el referéndum y Chávez, aunque perdió, lo hizo. Explicó que era una victoria pírrica de la oposición y usó una palabra grosera para calificarla. Así, centró la atención nacional en el lenguaje vulgar, en su “rabieta” y tomó la ofensiva apenas horas de haberla perdido en un proceso electoral. Luego, vendrían los anuncios de la enmienda por la reelección y la imposición de 26 leyes que violan lo decidido por los ciudadanos en la consulta.
El problema es que ninguno de los distintos factores de la oposición pudo explotar la victoria alcanzada, les fue imposible asimilar el crecimiento cualitativo y cuantitativo logrado y no pudo liderizar el estrepitoso fracaso de Chávez.
Les pasó como a Aníbal Barca, supremo comandante de la imperial Cartago, que después de 16 años de estrategias impresionantes, de infringirle derrotas y humillar a los romanos decidió no someter a Roma. Esto provoca que uno de sus generales le dijera: “Aníbal, sabes triunfar pero no sabes explotar una victoria”.
Ahora, avanzamos hacia una nueva batalla electoral. Ya Chávez debe haber leído a Mao cuando manifiesta en sus escritos militares que hay que “explotar la victoria persiguiendo al enemigo sin detenerse”; a Clausewitz y sus recursos estratégicos para explotar la victoria; a Sun Tzu quien sentencia: “Se debe explotar la victoria” y, por supuesto, a Marx y Engels cuando en marzo de 1850 escriben en mensaje a la Liga de los Comunistas que desde el primer momento de la victoria es preciso encauzar la desconfianza contra el que quiera explotar la victoria”.
No tenemos ninguna duda, el oficialismo, sean cuales sean los resultados, va a explotar la victoria, aunque salga golpeado y menguado. Por ello, todos y cada uno de los sectores que se oponen al proyecto de Hugo Chávez deben estar listos para explotar la segura victoria que se conseguirá en las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes, independientemente de la dimensión del triunfo.
El chavismo conservará más de una decena de gobernaciones pero la oposición más la disidencia obtendrán entre 4 y 12 gobernaciones.
El gobierno perderá entre varias decenas a un ciento de alcaldías. Pero Chávez explotará la victoria, dirá que la oposición y los “traidores” tuvieron éxitos pírricos y arremeterá sin contemplaciones.
Todos los factores que defienden la libertad y se resisten al autoritarismo tienen que estar listos, desde ahora, para proseguir, después de las elecciones, la campaña de explotación de la victoria con grandes movilizaciones de júbilo, manteniendo la unidad, coherencia en las consignas y mensajes pronunciados, y en las acciones que se tomen, acorde a los acontecimientos.
Vladimir Gessen.

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jueves, 16 de octubre de 2008

EL “DEMENTE”

Se llama “demente” a una persona que tiene episodios maníacos de euforia y los alterna con períodos de tristeza. En las fases eufóricas, el “loco” muestra una autoestima exagerada, habla sin parar, exaltado, vehemente, y se deja llevar por sensaciones de grandeza. Amenaza a otros, es hostil y mantiene conductas inadecuadas. Se le cita asimismo “demente” porque el individuo pasa de la euforia a la depresión de manera cíclica, o exterioriza una gran irritabilidad, ausencia de buen juicio, y conductas ofuscadas o incorrectas en público. Quien presente estos síntomas posiblemente sufre de un Trastorno Afectivo Bipolar de acuerdo al Manuel Diagnóstico de enfermedades mentales. (DSM-IV).

Las palabras como “loco”, “demente” o “lunático” ya no se emplean profesionalmente, por ser vocablos genéricos que no definen las enfermedades o trastornos específicos, y pueden ser peyorativos u ofensivos.
Decir que una persona es “demente” porque sienta desconfianza de todos, sospeche y se preocupe excesivamente que le vayan a hacer daño, dude acerca de la lealtad de sus cercanos, tenga temor injustificado a que lo traicionen o interprete alcances tenebrosos a partir de circunstancias o sucesos baladíes e intrascendentes, no es la expresión pertinente. Los psiquiatras llaman a este conjunto de síntomas: Trastorno Paranoide de la Personalidad. (DSM-IV).
Cuando un individuo viola los derechos de otros, no se adapta a las normas legales, miente, engaña y manipula a los demás con tal de conseguir algún provecho, toma decisiones sin pensar los pérdidas que pueda causar, sea impulsivo, violento y su conducta arriesgada, se manifieste seguro de sí mismo, arrogante, competitivo, sea mal perdedor y actúe creyendo que el fin justifica los medios, esta persona no esta “loca”. En psicología se le llama Psicópata, en sociología, Sociópata, y en psiquiatría, la enfermedad se denomina Trastorno Disocial o Trastorno Antisocial de la Personalidad. (DSM-IV).
Cuando una persona necesita compulsivamente ser el centro de atención y trata de expresar sus opiniones con emotividad, firmeza y teatralidad, pero sin argumentos de fondo, más bien ambiguos, dudosos, no se apoyan en hechos, y es profundamente egocéntrica, no se debe decir que esta “chiflada”. El término científico es Trastorno Histriónico de la Personalidad. (DSM-IV).
Un comportamiento de grandiosidad, con una supuesta elevada autoestima, necesidad de admiración y auto enamoramiento, fantasías de éxito ilimitado, poder absoluto, sentimientos de ser superiores, de hablar en extenso y con detalles inmorales o inapropiados no definen a un “lunático” sino al “Narcisista” que es quien padece el Trastorno narcisista de la personalidad. (DSM-IV).
Los ataques de ira que se caracterizan por episodios coléricos y violentos, en los que la persona no puede controlar estos impulsos de ferocidad y de falta del control mental y emocional, comprometiendo la seguridad de otros, con excesos verbales o físicos, insultándolos, lesionándolos, o perjudicando todo a su alrededor, sin medir consecuencias, no se señala que esta “desquiciada”, sino que padece del Trastorno Explosivo Intermitente. (DSM-IV).
Es factible encontrar un individuo que sufra distintas enfermedades mentales a la vez. La Organización Mundial de la Salud define con la palabra comorbilidad a la coexistencia en el mismo individuo de más de un trastorno psiquiátrico. (CIE-10/DSM-IV).
Vladimir Gessen.
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viernes, 10 de octubre de 2008

ELECCIONES “MADE IN USA”

Las encuestas señalan que el candidato demócrata, Barack Obama, supera al republicano John McCain. Obama sostiene una tendencia de crecimiento, que de seguir como va, ganará las elecciones.

Para el 9 de octubre del 2008, Obama registra una diferencia a su favor de 6 a 11 puntos, dependiendo de la encuesta. Todas dan ganador al demócrata.
¿Cómo podemos explicar esta situación sí después de la convención del partido republicano, hace apenas un mes, McCain repuntó a más de 5 puntos por encima de Obama?
Sin duda, la presencia de la crisis financiera y la perspectiva de una inminente recesión económica es una substancial causa. Los ciudadanos culpan al actual gobierno de George Bush de ser el responsable de la incertidumbre e inestabilidad que angustia directamente a todas las familias estadounidenses, de una u otra forma. La crisis enfoca la atención de los votantes sobre el tema económico, y en este escenario McCain representa un continuismo republicano en el gobierno. La mayoría pide claramente un cambio en la administración.
Anteriormente, el debate político abarcaba otros componentes temáticos como la educación, la salud y la cuestión de la guerra de Irak y la seguridad de los EEUU. Esto permitía, a pesar de la presión de la opinión pública a favor de retirar las tropas norteamericanas de Irak, que John McCain presentara su hoja de servicio militar y su experiencia en estos temas. Para entonces, el análisis de la contienda electoral se resolvía con la siguiente ecuación: Sí para el día de las elecciones predominaba en los votantes el asunto de la seguridad nacional, ganaría McCain, si destacaba el contenido económico o social triunfaría Obama.
Otros elementos que nos hacen proyectar la victoria de Barack Obama son lo que creemos errores de la campaña de McCain. Pensamos que la escogencia de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia fue un error porque anuló el principal argumento de los republicanos contra Obama, como era su falta de experiencia. Al presentar a Palin y dada la edad de McCain, los estadounidenses perciben que existe una buena probabilidad de que Sarah Palin asuma la presidencia de los EEUU y los ciudadanos reflejan en los sondeos de opinión que Obama está más preparado que ella.
Sin embargo Palin, lo hizo muy bien cuando debutó en la convención republicana. Se mostró como ella misma. Para luego, después de seguir consejos de los “expertos”, cometer desaciertos tratando de aparentar ser una especialista en asuntos internacionales, lo que no es. Esto le borró su espontaneidad y la convirtieron en la hazmerreír de los norteamericanos. Ahora, después de sobreponerse en el debate con John Biden, candidato a la vicepresidencia del ticket demócrata, donde salió airosa, en lugar de retomar el camino de la sinceridad y la forma de ser del ciudadano común, se aparece como una persona agresiva e intransigente, haciendo acusaciones temerarias a Obama, como decir que mantiene asociaciones con terroristas, dignas de las peores campañas sucias de Washington. Imputación que ni siquiera un irascible y gruñón McCain se atrevió a mencionar en el último debate con Obama. Estos ataques extremos nos hacen sospechar que los republicanos actúan con desespero. Si estos no retoman el camino y el “feeling” de reformistas y del cambio sin saltos al vacío, que representaron en la convención, irremediablemente perderán las elecciones.
Vladimir Gessen.


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jueves, 2 de octubre de 2008

LA CRISIS DEL CAPITALISMO

Algunos comunistas creen que la inestabilidad económica mundial que estamos viviendo le abrirá las puertas a un socialismo del siglo XXI. Pero no será así. Sin embargo, es necesario cambiar la forma de conducir el sistema capitalista sí queremos evitar la anarquía o el neototalitarismo.La reforma capitalista que comenzaran, en la década de los ochenta, Ronald Reagan y Margaret Thatcher y expandió el crecimiento mundial, el empleo, la prosperidad e impulso la “mundialización” de la economía llegó a su fin. Del neoliberalismo tendremos que pasar hacia la economía social de mercado, con una fuerte intención y praxis en pro del desarrollo de los sectores económicamente limitados o desposeídos. Tampoco se podrá hablar de economía mundial sana si esta no incluye a los países no desarrollados.
La mano invisible del mercado que debió equilibrar la economía y generar riqueza y bienestar para todos, funcionó en principio durante un tiempo en algunos países, pero en el mediano plazo condujo a abusos corporativos, a prácticas deshonestas, a enriquecimientos ilegítimos, al capitalismo salvaje y a la presente crisis de la economía mundial. El balance del neoliberalismo en Latinoamérica fue francamente negativo.
No obstante, el capitalismo probó durante un siglo que no tiene alternativa válida, porque su antítesis, el comunismo, demostró su inviabilidad en la extinta Unión Soviética, en China, en Cuba, en Corea del Norte y en todos los países que lo intentaron.
La dictadura del proletariado y la negación de la propiedad individual acarrean pobreza porque suprimen el incentivo personal. Los supuestos de igual remuneración para igual empleo, a cada quien según su trabajo, en la fase socialista, y a cada quien según su necesidad en la fase comunista, congelan la productividad, y la falta de libertades niegan la creatividad, el ingenio y la iniciativa de inventar.
Un capitalismo regulado con intervención del Estado, genera mas riqueza, progreso y felicidad que el comunismo, sistema que empobrece a los que más tienen y vuelve miserable a los más pobres, además de destruir a la clase media.
Cuando la crisis de la década de los años treinta, el siglo pasado, John Maynard Keynes escribió una teoría económica como respuesta a la gran depresión que incluía una “política fiscal” para intervenir el mercado y regularlo. Sin quebrantar las libertades de los ciudadanos y sin coartar libertades, los países democráticos del mundo enfrentaron las crisis con un capitalismo reformulado a la altura de esos tiempos. Otras naciones pensaron que mediante un control férreo del Estado y con una planificación centralizada lograrían mejores resultados. No fue de esta forma, el fascismo en Italia, el nazismo en Alemania y el comunismo en los países que lo practicaron pagaron un alto precio social sin tener el éxito esperado. La dictadura del proletariado hizo a los trabajadores del socialismo comunista más desheredados que el capitalismo.
Tenemos dos sistemas que nos han mostrado históricamente sus desempeños. Ahora debemos dejar atrás al capitalismo salvaje y avanzar al futuro. La salida no puede ser hacia el pasado.
Por ahora, apostamos al capitalismo en función social o economía social de mercado, o como dicen los chinos, hacia un “socialismo” de mercado, pero con pleno ejercicio de las libertades, las prácticas democracias y la observancia absoluta de los derechos humanos.

Vladimir Gessen.
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