lunes, 24 de noviembre de 2008

ESTADO DE GANANCIAS Y PERDIDAS

Si algo manifestó el pueblo venezolano con una votación que superó índices históricos, es que esa es la fórmula escogida para definir el futuro que acaba de nacer. Se abre una nueva etapa democrática que durará 4 años, tiempo constitucional de duración de los mandatos de alcaldes y gobernadores, y lapso que le queda de gobierno al presidente de la República.

La oposición venezolana ganó las gobernaciones de los estados más habitados del país y la Alcaldía de Caracas, la ciudad capital. En número de votos, entre las otras gobernaciones obtenidas y las alcaldías, más los votos logrados, aun perdiendo, en los estados y municipios donde ganó el oficialismo, la oposición cuenta con la mitad de los votos del electorado.
El partido de gobierno logró mayor número de gobernaciones y un fuerte respaldo en las zonas menos favorecidas del país. Lo cual demuestra el sentido social que la otra mitad de Venezuela percibe en Hugo Chávez y su “socialismo”.
La nación se ha dividido en dos tendencias contrapuestas. Sin embargo, algo ha quedado muy claro, ambas partes quieren dirimir sus diferencias democráticamente.
Chávez es autoritario, no nos cabe la menor duda, pero justo es reconocerle que en las dos últimas elecciones ha demostrado ser muy diferente a Mugabe, el presidente de Zimbabwe. No le será fácil a sus oponentes seguirle llamando tirano o dictador. Pero, Chávez ha perdido la supremacía del poder. Ya no es el “portaviones” que ungía y con su apoyo entregaba mandatos a gobernadores y alcaldes. Ahora, ser apoyado por Chávez puede ser garantía de perder. Además, Chávez fracasó de hecho y por segunda vez en cuanto a la reelección se refiere. No le será viable inventar una nueva opción "reeleccionista". Su gobierno terminará inexorablemente a principios del 2013. Los oficiales de la fuerza armada ya saben que este comandante en jefe les podrá otorgar un grado de jerarquía adicional, y no ignorarán que de allí en adelante sus ascensos dependerán no de la lealtad política sino de su acatamiento a la Carta Magna.
Los defensores de la libertad y de la democracia tienen ahora una nueva generación de presidenciables. Nos basta nombrar al nuevo alcalde de Caracas, Antonio Ledezma y a los nuevos gobernadores Enrique Capriles, Pablo Pérez, Henrique Salas Feo y a otros noveles dirigentes como Julio Borges, Maria Corina Machado, Leopoldo Lopez, Gerardo Blyde, William Ojeda, o al ya casi “veterano”, Manuel Rosales, para darnos cuenta como se ha ido creando un nuevo liderazgo nacional en el país. Chávez debe reflexionar y comprender esta realidad. En estas últimas elecciones regionales es obvio que “¿el destino?” le eliminó a Chávez a dos de sus competidores internos en la campaña presidencial del 2012: Aristóbulo Isturiz y Diosdado cabello. Esto le permitirá impulsar a su hermano Adán Chávez o a alguien de su extrema confianza para que le garantice que pueda seguir gobernando en Venezuela como lo hace Vladimir Putin en Rusia. No obstante, Chávez tiene que entender que el “socialismo” pasa por la vía electoral y nunca le será posible imponérselo por la fuerza a la mitad del país. Si el “comandante” quiere que su partido sea una alternativa válida en este siglo, tendrá que practicar también la democracia interna en su organización política. Por lo pronto, vendrán las elecciones de la nueva Asamblea Nacional que reflejará la presente y próxima composición de la sociedad. Se acabaron los tiempos de la hegemonía “socialista” en Venezuela.
Vladimir Gessen.
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jueves, 20 de noviembre de 2008

MENU DE UN FRAUDE ELECTORAL

¿Cuál sería el menú de opciones de un presidente tramposo en unas elecciones?

1. La primera opción es el fraude:

1.1. Antes que nada abusar del poder empezando por controlar el tribunal electoral, a través de sus secuaces.
1.2. Utilizar los medios de comunicación del Estado para transmitir mensajes y propaganda parcializada a su favor, sin dar cabida a los candidatos de la oposición.
1.3. Usar los recursos disponibles del gobierno para comprar conciencias y votos sin importar las violaciones a las leyes de salvaguarda y anticorrupción que existan.
1.4. Inhabilitar políticamente a través de ilegales “procesos judiciales” a los principales líderes opositores, para que no puedan ser candidatos.
1.5 Amedrentar a televisoras, emisoras de radio, periódicos y otros medios privados quitando propaganda gubernamental y amenazar a los anunciantes que contraten publicidad con esos medios para que dejen de hacerlo.
1.6. Otorgar documentos de identidad a los “compinches” para que cada uno de ellos pueda votar varas veces.
1.7. Alterar los registros electorales hasta donde sea posible.
1.8. Procurar que todas las mesas electorales sean conformadas por militantes de su parcialidad o sean miembros y testigos comprados para que se adueñen de los centros electorales y puedan introducir a favor del gobierno los votos de quienes no vayan a sufragar.
1.9. Implementar el fraude electrónico hasta un punto crítico que no se descubra por la inconsistencia numérica de estos votos con los de las mesas donde no controlen.
1.10. Cantar victoria temprano abusando de los recursos del poder. 1.11. Acusar a la oposición de no reconocer el triunfo del gobierno como golpistas.
1.12. Llamar a las fuerzas armadas a someter a quienes protesten por el fraude.
1.13. Decretar el estado de excepción.
1.14. Seguir simulando una democracia, empleando a la Fiscalía y al poder judicial bajo su control, para que se condene a los opositores “legalmente” por delitos electorales, de sublevación, de terrorismo o de cualquier otra causa.

2. La segunda opción que tiene un presidente tramposo es reconocer el triunfo electoral total o parcial de la oposición, pero solamente se presentaría bajo las siguientes condiciones:

2.1. Sí los ciudadanos pro libertad asisten masivamente a votar y sus sufragios superan en una proporción 60 a 40 por ciento en contra del presidente tramposo. Además, sí al final de la tarde acuden a presenciar y vigilar el acto de conteo para que no haya escamoteos.
2.2. Sí los ciudadanos demócratas que son miembros de mesa se levantan temprano y llegan a tiempo al acto de instalación de las mesas para impedir la hegemonía del oficialismo.
2.3. Sí los ciudadanos que rechazan el fraude que sean testigos o miembros de mesa siguen las pautas aprendidas en su adiestramiento y están pendientes de que nadie constriña a otro ciudadano para votar -y lo más importante- que no se introduzca ningún voto en ausencia del votante.
2.4. Sí los ciudadanos libres que no quieren el autoritarismo están pendientes todo el día de los acontecimientos y se encuentran dispuestos a defender la voluntad popular.
Esta conducta de los ciudadanos le enviaría a un presidente tramposo latinoamericano y a sus camaradas, una señal muy clara de lo que arriesgan si insisten en el fraude, así como también a los ciudadanos de uniforme que rechazan el fraude para que lo eviten, obligando a ese presidente bribón a actuar acorde a las leyes de su país.
Vladimir Gessen.
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jueves, 13 de noviembre de 2008

¿HACIA ADONDE VAMOS?

Chávez insulta a los candidatos no oficialistas para las próximas elecciones regionales, amenaza con sacar los tanques o tomar militarmente a las comunidades que voten contra él y atemoriza a los habitantes tratando de lograr objetivos de su estrategia.

Al principio, le dijo a los electores que sí eligen un candidato, distinto al que él apoya, no les daría recursos económicos a esa comunidad. Así, trató de obtener votos de la gente pensando que se iban a intimidar. Como este chantaje no bastó, entonces siembra terror ofreciendo un castigo “militar” a los ciudadanos si se oponen a él o a sus secuaces, donde no es difícil imaginar hechos de violencia y muerte.
Aparte de que los militares venezolanos deberían tomar conciencia del triste papel que se les otorga y del repudio popular hacia ellos por parte de la población que se incrementa cada día más, es indispensable descifrar que busca Chávez con esta campaña planificada y fríamente ejecutada.
Los distintos escenarios determinan que la abstención favorece más al gobierno. Si los ciudadanos se acobardan y no acuden a votar, la maquinaria del oficialismo dispondrá de mayores posibilidades.
Chávez mete miedo para aumentar la abstención pero no lo logrará: Los ciudadanos que en su mayoría quieren y defienden la libertad y el derecho al sufragio no renunciarán al voto.
Otra importante línea estratégica de Chávez fue la de lanzar su “candidatura” a todas las alcaldías y gobernaciones en lugar de apoyar a los legítimos candidatos del gobierno. De esta manera impedía que sobresalieran otros dirigentes de su partido, pero el costo en su liderazgo es evidente: En las filas del oficialismo surgieron los “disidentes” de manera abierta, y seguramente van a ganar un significativo espacio político distinto de la oposición y del gobierno. Además, es notorio en encuestas el desgaste de Chávez en cuanto a su credibilidad y en su intención de reelegirse. Chávez saldrá de estas elecciones regionales disminuido aunque cante victoria por ganar quizás más gobernaciones que la oposición o la disidencia. La realidad se hará patente, es muy posible que opositores y disidentes alcancen tantos o más votos que el oficialismo porque en los estados, las ciudades y las comunidades más habitadas, el chavismo será derrotado.
Otro objetivo estratégico de Chávez es observar cómo reaccionan los miembros de las fuerzas armadas cuando dice que los militares saldrán a la calle a defender su revolución. De esta forma piensa que sus organismos de inteligencia detectarán, y luego él podría apartar, a quienes se opongan a sus planes en virtud de que acatan lo dispuesto en la Constitución Nacional sobre la Fuerza Armada. Igualmente, el anticipar órdenes de “sacar” el ejército a la calle, le sirve para acostumbrar e ir preparando a los uniformados para obedecer una incierta, discutible y probable ilegal orden, ante un quimérico e insostenible escenario, especie de autogolpe, como crear las condiciones y decretar el estado de excepción ante un fraude en los comicios regionales.
Independientemente de lo que piense, planifique y haga, el comandante en jefe no está en su mejor momento: Desde diciembre de 2006 ha cometido una sucesiva serie de errores a nivel nacional como internacional. Haberse metido de lleno en esta campaña es otro error y gracias a ello el próximo 23 de noviembre Venezuela surgirá nuevamente más democrática, más plural y más decidida a cambiar el caudillismo por la participación ciudadana.
Vladimir Gessen.
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miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿SENTARSE A CONVERSAR?


El pueblo de los Estados Unidos envió un mensaje al mundo luego de una década sombría donde se dieron cita el terrorismo, la guerra, la intolerancia, la crisis alimentaría y se sentaron las bases para una depresión económica que apenas comienza.

Empezando el siglo XXI se han creado las condiciones perfectas que durante el inicio del siglo pasado sumieron al mundo en las peores conflagraciones que haya sufrido la humanidad, incluido el uso de armas atómicas. Los estadounidenses al elegir a Barack Obama como presidente, mandan un pronunciamiento a favor de la paz, un no rotundo a la guerra de Irak y una clara señal a favor de la tolerancia y en contra de la discriminación y del racismo, resurgentes en distintos países europeos.
Durante la campaña electoral, voces del pasado acusaban a Obama de querer “sentarse a conversar con dictadores” por declarar que estaba dispuesto a hacerlo con los Castro o con Hugo Chávez, ignorando que no existen terroristas chinos, vietnamitas o nacionales de los países soviéticos precisamente porque alguien se sentó a hablar con ellos.

El cambio de China y su alejamiento del comunismo se debe a las pláticas que iniciaron Richard Nixon y Henry Kissinger con Mao Tse Dong y Zhou Enlai en 1972. Dialogo que nació con un juego de ping pong. Luego, serían Ronald Reagan y Mijaíl Gorvachov quienes se reunieron a partir de 1985. Sus acuerdos permitieron las reformas radicales (Perestroika) y la “glásnost” que brindó transparencia y concedió algunas libertades. Fue el preludio del fin del comunismo soviético. Las negociaciones con Vietnam y sus resultados, a pesar de la terrible guerra, igualmente comprueba que existen caminos distintos a la confrontación que pueden transitarse para dirimir las diferencias. Las conversaciones de la diplomacia estadounidense con Corea comunista nos evidencian lo mismo. Mientras EEUU se embarcó en una guerra en Irak porque supuestamente existían armas de destrucción masiva, Kim Il Yong, el dictador coreano, hacia alarde de su potencia atómica y misilística. Baste comparar los resultados, y el costo pagado en vidas y recursos en estos últimos años, de una política de buscar fórmulas no bélicas como el caso de Corea, con la ruta guerrera seguida en Irak.
En América Latina es similar. Lula Da Silva es de izquierda, formado en el marxismo y el fundador del Foro de Sao Paulo. Organización que de acuerdo a sectores anticomunistas es la fuente de origen de Chávez y de los movimientos izquierdistas en al área. Brasil mantiene opiniones distantes de los acuerdos de libre comercio con EEUU. Además, Brasil desarrolla energía nuclear y Lula fomenta la conformación de un ejército Suramericano y una organización de Estados latinoamericanos, sin Estados Unidos. Sin embargo, la actitud y la política de la Casa Blanca y del Departamento de Estado han sido extraordinariamente amistosas: Lula ha estado hasta en Camp Davis con su amigo Bush. Mientras tanto, y siendo presidente recién electo, a Hugo Chávez se le negó la visa para visitar los EEUU. Lo cual cambió las perspectivas notablemente. Del hombre que a pesar de ello, bajó el martillo en Wall Street, que admiraba a los yankees de New York y a Walt Whitman, pasamos al antiimperialista furibundo actual. Observemos las relaciones de EEUU con Brasil y Venezuela y preguntémonos ¿Cuál es el camino más lógico para lograr los objetivos del pueblo estadounidense? ¿Será sentarse a dialogar?
Vladimir Gessen.

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