jueves, 25 de septiembre de 2008

UN “AUTOGOLPE” POSIBLE

La estrategia de Chávez es mantenerse en el poder y maneja dos tácticas básicas: Una, la vía electoral y otra, suspender “legalmente” la democracia en Venezuela.

Hugo Chávez siempre manejó estos dos escenarios. Cuando su estrategia era tomar el poder, lo intentó primero con una asonada militar. Luego, tomó el camino de las elecciones y logró su objetivo. En el actual escenario electoral, el presidente hace lo mismo. Intentará ganar por votos. Sin embargo, Chávez está consciente que puede perder importantes gobernaciones y alcaldías, lo cual sería un impedimento a una improcedente enmienda constitucional reeleccionista, único escenario que lo perpetúe en el mando, evitando probables múltiples enjuiciamientos.
Chávez comprende que es clave para mantenerse en el poder la apariencia democrática y su legalidad. Por ello, podría escoger una opción autoritaria y despótica pero viable:
Si Chávez asumiera poder total, podría dictar todas las medidas de orden social, militar, económico, político o ecológico que estime conveniente, podrá delegar su ejecución, total o parcial, en comandantes de guarnición o cualquier otra autoridad que el Ejecutivo designe.
Podrá obligar que toda persona natural o jurídica, de carácter público o privado, coopere con las autoridades para la protección de personas, bienes y lugares, pudiendo imponerles servicios extraordinarios. La resistencia a cooperar sería sancionada. Podrá limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad, tomar las medidas necesarias para asegurar el abastecimiento de los mercados y el funcionamiento de los servicios y de los centros de producción. Podrá hacer erogaciones aunque no estén incluidas en la Ley de Presupuesto y cualquier otra medida que se considere necesaria. Podrá suspender temporalmente las leyes vigentes, con medidas dictadas por decreto. Podrá ordenar la movilización de cualquier componente o de toda la Fuerza Armada y podrá requisar los bienes e inmuebles de propiedad particular. O sea, toda una legislación al servicio de un dictador.
Esta opción “autogolpista” sería decretar un estado de excepción y hacer uso de los artículos 337, 338 y 339 de la Constitución Nacional y de la Ley Orgánica de Estados de Excepción, los cuales contemplan “estado de alarma”, “estado de emergencia económica”, “estado de conmoción interior” y “estado de conmoción exterior”. Todo lo que se requiere es que el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial “interpreten” que existe un estado de de conflicto interno, circunstancias extraordinarias que afecten gravemente la vida económica y que ponga en peligro la seguridad de la Nación, de sus ciudadanos e instituciones.
Esta alternativa explicaría por qué la campaña del presidente se centra en hablar de golpe contra el gobierno, de la investigación de un magnicidio, de la expulsión del embajador de EEUU, de enviar tropas a Bolivia, de los ataques a los medios de comunicación, de la auto asignación del rango militar de comandante en jefe, de meter presos a militares retirados, a líderes opositores, de conspiraciones, de guerras, de crisis económicas, sociales, políticas y militares.Por último, recordamos que en un estado arbitrario, la suspensión de las garantías en un estado de excepción puede convertirse, en la norma, y ser ilimitado en el tiempo, siempre que la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia, estén de acuerdo.
Vladimir Gessen.

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jueves, 18 de septiembre de 2008

NO AL GOLPE DE ESTADO Y MAGNICIDIO

La oposición democrática debe pronunciarse categóricamente en contra de un golpe de estado militar y de un asesinato presidencial.

En esta materia, no puede haber medias tintas. Los demócratas tienen que sentirse indignados cuando escuchan a algunos decir que el término del mandato de un presidente electo debe ser el magnicidio. Las salidas de fuerza solamente han conducido a mayor violencia como lo demuestra el asesinato de Gaitán en Colombia. Quienes piensan y calculan que con la muerte de un mandatario se resuelve la crisis que atraviese una nación se equivocan. Este crimen solamente provocaría una ola de fanatismo, brutalidad y barbarie.
Si quien lo ejecutara fuera cercano al poder, protagonizará una persecución sangrienta de los supuestos culpables en el seno de la oposición. Si por el contrario, el movimiento magnicida fuera opositor al gobierno, tendría que someter de forma atroz a los oficialistas que seguramente contraatacarán. En ambos casos, la consecuencia sería la guerra civil o, como alternativa, una dictadura de uno u otro signo.
Todo defensor de la libertad, tiene que pensar en España y Chile. En ellos, los autócratas evitaron el comunismo, pero sufrieron feroces autoritarismos en donde la muerte y la tortura se hicieron cotidianas. Los demócratas deben hacer un doble esfuerzo, por una parte imposibilitar que el neototalitarismo de izquierda en Hispanoamérica conculque las libertades y los derechos humanos, y por la otra, impedir que como consecuencia de los atropellos de los nuevos déspotas, caigamos en la tiranía y la opresión militar.
Las recientes resoluciones de UNASUR aparentemente respaldaron a Evo Morales en el conflicto Boliviano, y Hugo Chávez hasta cantó victoria por ese supuesto apoyo. Sin embargo, su lectura reitera tres preceptos democráticos claves: Uno, se le dio un no rotundo a las dictaduras y al principio de que no se reconocerán gobiernos no electos por el pueblo. Dos, se afirmó la doctrina de no intervención de un país en los asuntos internos de otro, y tres, se requirió que las partes en pugna encuentren la salida al conflicto a través del dialogo democrático.
Estos mandatos multilaterales obligan a los aspirantes a dictador, a medir sus pasos antidemocráticos, porque su legitimidad depende de mantener la apariencia de democracia aunque no sea de su agrado… y este será su talón de Aquiles.
Los pueblos de Venezuela y Bolivia están demostrando que el “socialismo del siglo XXI” o comunismo del siglo XX, no se podrá imponer con la mitad o menos de los ciudadanos de un país; lo cual forzará alternativas en democracia.
Las fuerzas armadas deben entender estos claros mensajes. Los Pueblos ya probaron el régimen de libertad y no quieren volver al oscurantismo militarista. Se imaginan ustedes tratar de imponer un gobierno militar en Argentina, Venezuela o Brasil ¿Cuántos ciudadanos masacrados costaría? ¿Cuántos crímenes de lesa humanidad?
Las actuales circunstancias en algunos países le exigen a los ciudadanos de uniforme que se conviertan en los defensores de la única juez imparcial que puede prevenir un desastre fratricida: La carta magna del país. Todo dentro de las leyes, nada fuera de ellas. Martin Luther King, Mahatma Ghandi y Nelson Mandela mostraron que el camino a la victoria no es la revancha sino la resistencia, las luchas civiles y el hacer uso de la ley suprema de una nación, la Constitución.

Vladimir Gessen.
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jueves, 11 de septiembre de 2008

GABINETE, CONGRESO Y SALA SITUACIONAL

La oposición requiere constituir urgentemente un “Gabinete Democrático”, una “Sala Situacional” y un “Congreso de la Libertad”.

La estrategia de Chávez es imponer el socialismo. Su primera táctica ha sido ganar el poder, vía elecciones, a como de lugar. Este frente de lucha electoral le da a Chávez un manto de legitimidad, o al menos de “legalidad” ante la comunidad de naciones. Sin embargo, este no es el único frente de lucha del comandante en jefe. Los principales son los estratégicos: Uno, el de marchar hacia el socialismo. En este campo, Chávez avanza de forma incesante en el plano social, económico y político. Venciendo obstáculos, un paso atrás y dos adelante. Desviándose cuando es necesario pero regresando a la misma dirección. El segundo frente es el militar. Tratando de someter a la FAN en su totalidad. El tercer frente es la participación en la formación de un eje antiestadounidense conjuntamente con países europeos, asiáticos, africanos, del Medio Oriente, y de Latinoamérica. El cuarto frente de lucha es preparar a Venezuela para una confrontación con los Estados Unidos y/o Colombia. El quinto frente es el adoctrinamiento masivo. La venta de su proyecto “rojo”. El sexto frente, el “legal”, donde ha puesto en practica más de 70 leyes interventoras y amenazadoras de la libertad. En el séptimo frente, el diplomático, con su gestión petrolera busca neutralizar a la OEA, y ahora, con su reciente “alianza estratégica” con Rusia y China, intenta ganar un veto en el consejo de seguridad de la ONU que impida sanciones contra Venezuela en la eventualidad de que Chávez lograra sus objetivos más temerarios.
El oficialismo cuenta con recursos para seguir su estrategia. Tiene liderazgo, vanguardia, gabinete, alto mando militar, sala situacional, doctrina y propuesta política, y organización.
La oposición política y social no puede pretender “matar un burro a pellizcos”. La derrota al proyecto de Chávez debe ir más allá del escenario electoral. Los ciudadanos que defienden la libertad son absoluta mayoría en Venezuela. No obstante, solamente se organizan y movilizan para ir a votar en las elecciones. Lo cual es excelente sin olvidar que la pelea hay que darla en todos los frentes y todo el tiempo. Chávez intenta imponer el socialismo los ¡365 días! cada año, desde hace una década. Si la oposición no genera un encuentro de la sociedad civil junto a las organizaciones políticas y consolidan un liderazgo, una vanguardia y dan la pelea a diario, con propuestas, respuestas y planes específicos, la República que defendemos se perderá. Por esto, propongo que los distintos sectores de la sociedad que hoy se expresan desde sus respectivas organizaciones sociales, políticas, de militares en situación no activa, de la sociedad civil, sindicales, empresariales, estudiantiles y religiosas, conformen: Primero: Un “Gabinete Democrático” que emule a los gabinetes de sombra que existen constitucionalmente en naciones como Canadá e Inglaterra y que hacen el contrapeso al gobierno, semana a semana. Segundo: Una “Sala Situacional” que planifique y dirija la ofensiva y la defensa de la libertad, los derechos humanos y la Constitución, y tercero: Crear el “Congreso de la Libertad”, donde sean electos los representantes de los factores que defienden este valor humano, para que sirva de Parlamento y Foro Político y Social permanente. La pelea, será peleando.
Vladimir Gessen.
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jueves, 4 de septiembre de 2008

EL "HOMBRE FUERTE" DE VENEZUELA

Chávez logró el grado militar que quería tener, el de comandante en jefe, de modo permanente, con uniforme, unidad militar y con funciones castrenses específicas, de acuerdo a los artículos 6º y 64º del decreto-ley de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.


Esto lo convierte en oficial activo y en conformidad a la vigente Constitución (Artículo 238) debe actuar “profesionalmente, sin militancia política”, se encuentra “al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso de parcialidad política alguna”, por lo que no puede ser comandante en jefe y a la vez presidente de un partido político, ni candidato a ningún cargo electo mientras ejerza ese rango militar, ni hacer campañas electorales a favor de miembros de organizaciones políticas. Por lo que, sin dudas, nuevamente el presidente ignora la Carta Magna y el Tribunal Supremo de Justicia, una vez más, no se ha percatado de ello.
Lo que no tiene sentido es que se auto otorgue este grado, cuando el presidente de Venezuela por mandato constitucional, dirige y ejerce el mando supremo de la fuerzas armadas, en su carácter de comandante en jefe, pero sin grado militar, ni uniforme, ni permanente, como es natural en un gobierno civil y democrático. Entonces, nos tenemos que preguntar por qué Chávez se da el grado con asignación militar. ¿Qué quiere Chávez? Será que piensa que puede dejar de ser presidente al término de su mandato y seguir siendo el comandante en jefe del ejército y la milicia. ¿Buscara controlar y seguir mandando desde los cuarteles, aun después de dejar de ser presidente? ¿Estará preparando el terreno para cuando termine su ejercicio presidencial, convertirse en el “hombre fuerte” de Venezuela, como antes otro jerarca militar lo fue de Panamá?
Recordemos que el teniente coronel Omar Torrijos en 1968 dio un golpe de estado al presidente electo Arnulfo Arias. Luego, se auto ascendió a General de Brigada y años más tarde, a través de una Asamblea Constituyente dominada por las fuerzas de defensa panameñas y por el “torrijismo” promulgaron una constitución que en su artículo 277º establecía: “Se reconoce como Líder Máximo de la Revolución panameña al General de Brigada Omar Torrijos Herrera, Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa. En consecuencia se le otorga, el ejercicio de las siguientes atribuciones: Coordinar toda la labor de la Administración Pública; nombrar al Ejecutivo, nombrar y destituir a los Ministros de Estado y a los Miembros del Legislativo; nombrar al Contralor General y al Subcontralor General, a los Directores Generales de las entidades autónomas y a los Magistrados del Tribunal Electoral, a los Jefes Oficiales de la Fuerza Pública y el Escalafón Militar; a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, al Procurador General, acordar la celebración de contratos, negociación de empréstitos y dirigir las relaciones exteriores. Puede asistir con voz y voto a las reuniones del Gabinete Ejecutivo y del Legislativo, y participar en los debates de la Asamblea Nacional y de los Consejos Provinciales y de las Juntas Comunales”. Después de Torrijos, ocupó la comandancia en jefe, el general Manuel Antonio Noriega. Por eso a los dos los llamaron “el hombre fuerte de Panamá”
¿Será la copia de este concepto, versión siglo XXI, lo que intentará imponer Chávez antes de dejar la presidencia de este período en 2013?
El que tenga ojos que vea… cualquier parecido no es coincidencia. Chávez quiere ser el "hombre fuerte" de Venezuela.
Vladimir Gessen.
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