jueves, 29 de noviembre de 2007

EL GENERAL EN SU LABERINTO

Un segundo
“pinochetazo” se gesta en Venezuela, de acuerdo a algunos teóricos marxistas que pululan como asesores gubernamentales.

Para unos, las declaraciones del general Raúl Isaías Baduel contra la reforma constitucional fueron el inicio formal de un plan contrarrevolucionario que estaría en plena ejecución. Para otros, la fractura del ejército que significa la salida de Baduel del proceso chavista pone en peligro la revolución venezolana y la integración bolivariana en el continente.
La reforma propuesta por Chávez con el objeto de profundizar la revolución, en lugar de unificar a distintos factores sociales, económicos y políticos, no chavistas en torno al “proceso”, lo que ha logrado es fraccionar a la sociedad venezolana en todo nivel, aún más de lo que ya estaba.
El efecto Baduel ha estimulado el ir a votar contra la reforma y disminuido el abstencionismo. La conducta del general después del referéndum será crucial y decisiva. Los sectores oficialistas, con grupos paramilitares y los “batallones” del partido socialista tomarán la calle para cantar el triunfo antes que el poder electoral termine el escrutinio. La oposición denunciará un fraude electoral. Los voceros más radicales de ella llamarán al pueblo a la calle para defender una legítima victoria, y muy probablemente se sumaran amplios sectores de la oposición.
Así comenzará la crisis y hete aquí que toda Venezuela estará esperando el reconocimiento oficial del resultado por parte de Baduel o la confirmación de sus palabras aseverando que se ha consumado un golpe en contra de la efectiva constitución de 1999. Este mensaje del trisoleado general será concluyente tanto para civiles como para los ciudadanos de uniforme. En ese momento Baduel puede invocar los artículos 333 y 350 de la Carta Magna y cumplir su deber de colaborar en el restablecimiento de la Ley Fundamental derogada, desconociendo cualquier legislación o autoridad que contraríe los valores, garantías y principios consagrados en la constitución cambiada.
El pronunciamiento de Baduel se oirá en las filas castrenses con mucha atención y por lo que ha expresado hasta ahora, no aceptará la reforma de ninguna manera. Entonces, nos preguntarnos: ¿Cuál será su estrategia?
Si asume el liderazgo y llama a la protesta, a la lucha, inmensos factores dentro del movimiento estudiantil, sindicatos, partidos de oposición, iglesias y los ciudadanos en general le seguirán porque le perciben con poder para sacar a Chávez de Miraflores. El comandante en jefe Chávez tendrá que apelar a los planes militares contingentes y el choque de trenes será inevitable. Predecir quien vencerá es imposible pero el costo será alto.
La otra alternativa es que Baduel llame a la manifestación pacífica, a la resistencia sin violencia, a la denuncia del golpe constitucional y/o del fraude electoral ante las instancias nacionales e internacionales, y a continuar una lucha de mediano y largo plazo. En este caso, de todos modos no parará las protestas, pero las debilitará por desaparecer la representación de un posible apoyo militar. Baduel perderá el liderazgo que haya ganado en sectores opositores y tenderá a “ariascardenizarse” y minimizar su participación pública. Chávez de ninguna manera tendrá éxito. Le será imposible instrumentar un sistema que rechaza, al menos, la mitad del país. Para implementarlo tendría que dejar la apariencia democrática. Si lo hace, será derrocado más temprano que tarde. Vladimir Gessen
(Si desea expresar su opinión o que le enviemos nuestros artículos e informaciones a su email, por favor escríbanos a vladimirgessen@gmail.com)

miércoles, 21 de noviembre de 2007

2 DE DICIEMBRE… 09:00 A.M.

Desde primera horas de la mañana la abstención se ha hecho sentir, sin embargo, la votación es mayor que en las elecciones legislativas…

En la Sala Situacional de Miraflores se ordena a los voceros del oficialismo hacer declaraciones llamando a votar y a los cuadros del partido socialista y del ejecutivo nacional, así como a los gobernadores y alcaldes se les instruye en hacer redoblados esfuerzos para llevar a la gente a sufragar.
El comandante en Jefe se encuentra plenamente informado por los organismos de inteligencia militar sobre el acuartelamiento y la movilización castrense en todo el territorio nacional. Hasta donde está en conocimiento, la situación es normal, demasiado normal...
La mayoría de los dirigentes de la oposición en buena parte llaman a ejercer el voto y lo hacen desde los centros de votaciones. Destaca para los medios de comunicación la presencia del general en Jefe “institucionalista” quien declara insistiendo en la necesidad de manifestarse mediante el sufragio.
Los “batallones” del oficialismo se preparan para cantar victoria y movilizarse a partir de las 4 de la tarde, de manera que tomen las calles y ocupen el espacio antes que los otros. Mientras tanto distintas fuerzas organizadas se aprestan para denunciar el fraude electoral que estaría por cometerse y comenzar la protesta que aspiran sea nacional, en todas y cada una de las ciudades y permanente. Algunos proclaman “candelas” y “guarimbas”, otros, manifestaciones, cacerolazos y marchas.
En la Guardia Nacional están preparados, el Ejército se encuentra en alerta. La Marina y Aviación, acuarteladas. En cada oficial, el dilema, nadie abrirá fuego contra el pueblo.
Los estudiantes, en los centros de votación cuidando los votos del NO y los mensajes de celulares se multiplican por miles indicando muy hábilmente lo que se debe hacer y cuando. Existe temor pero también conciencia del importante momento histórico que se está viviendo.
Los rumores van y vienen, “hay militares presos”, “mataron a un estudiante”, “la marina se alza esta noche”, “el fraude es gigantesco”, “Chávez decretará el estado de excepción”...
Venezuela al borde del precipicio…
Todo comenzó cuando el presidente el 28 de diciembre de 2006 pronunció un discurso ante los militares anunciando el cierre de RCTV, en medio de su consigna “Patria, socialismo o muerte”, perdiendo la legitimidad democrática lograda en las elecciones presidenciales, y posteriormente al proclamar una nueva constitución “roja-rojita” bajo la etiqueta de una reforma.
La Constitución es algo más que la ley fundamental de un Estado que defina el régimen de derechos y libertades de los ciudadanos y la organización política. En la Carta Magna se establece la convivencia de una sociedad, y en tiempos de libertad se funda mediante el mayor consenso posible. Se crea para unir a los ciudadanos de una nación en torno a normas aceptadas por todos. La nueva constitución propuesta por el presidente Chávez divide a Venezuela en dos. Pronuncia la desavenencia y la convierte en discordia, desacuerdo y, eventualmente, en enemistad. En lugar de un pacto social se presenta una ley fundamental con claros visos de unilateralidad e imposición de una parte a otra.
Lo peligroso y trascendental de la reforma y de los resultados electorales es que el país puede deslizarse hacia una confrontación civico-militar que nos marque y despedace por décadas. El Tribunal Supremo debe meditar sobre esto cuando decida si difiere el referéndum… y a tiempo.













Vladimir Gessen

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jueves, 15 de noviembre de 2007

EL DESENLACE SERA CASTRENSE

Solamente una decisión del Tribunal Supremo de Justicia difiriendo la reforma constitucional puede evitar el choque de trenes que se avecina.

Los militares detentan el poder en Venezuela. El poder político, el económico y el social están en segundo plano. Los dos grandes dirigentes militares son Hugo Chávez y Raúl Isaías Baduel. El presidente es el jefe de la Fuerza Armada Nacional. Baduel, su líder natural. Mientras Chávez después del golpe estaba preso, Baduel, quien no quiso alzarse, a pesar de ser uno de los juramentados, por diferencias con Chávez en cuanto a lo oportuno de la acción; y para entonces teniente coronel, siguió las conspiraciones adentro de los cuarteles. Sin los otros cuatro comandantes, lideraba el movimiento MBR200 dentro de las filas castrenses. Para negociar con el presidente Caldera el sobreseimiento de Chávez, la amenaza de golpe por parte de los comandantes sublevados el 4 de febrero de 1992 jugó un papel determinante. Baduel personificaría el liderazgo del probable golpe si no hubieran soltado a los comandantes presos. Ya para esa fecha el liderazgo de Baduel descollaba entre los uniformados. Luego Chávez se fue a la lucha política y social, entre tanto Baduel proseguía su carrera y estudios militares y encabezaba la sedición militar. Cuando Hugo Chávez gana las elecciones presidenciales, Baduel garantiza militarmente el ascenso al gobierno. Inmediatamente, Baduel aprendería los intríngulis del poder como secretario del presidente. De allí se fue a comandar la poderosa brigada de paracaidistas y mantuvo el liderazgo de quienes, a su vez, comandaban las brigadas de cazadores, selva y blindados. Este líder enigmático y estratega militar es quien comanda el regreso de Chávez después de los sucesos del 11 de abril de 2002. Es esa ocasión, se muestra su liderazgo marcial cuando Chávez tiene que ir a Maracay para entrevistarse con el general y no al revés como correspondía, el alto oficial acudir al palacio de gobierno a informar al comandante en jefe.
Desde ese instante, Chávez le teme a Baduel porque demostró quien tenía el verdadero poder de fuego, comando del ejército y de las otras fuerzas. El presidente atrasó cuanto pudo el ascenso a general en jefe, a comandante del ejército y a ministro de la defensa, pero no pudo pararlo. Es obvio que luego de tener y evidenciar quien mandaba en las filas uniformadas en 2002, este liderazgo tiene necesariamente que haberse expandido hasta el 2007 habiendo sido, además de líder, primero jefe del ejército y luego cabeza de las fuerzas armadas como ministro. Han pasado sólo 4 meses, toda la estructura militar “baduelista” está intacta. Por ello, Chávez pierde los estribos y se precipita en llamarlo “traidor” y ordenar a sus seguidores pedir “paredón” para el general.
Al poder político cuando gobernaba no lo pudieron tumbar los militares. Se derrumbó por si mismo cuando se fragmentaron y perdieron el apoyo popular. Con un poder militar dividido se corre el mismo riesgo. Por eso la mesura del general en Jefe. Quiere un acuerdo con Chávez fundamentado en aquel papel que firmaron en Maracay en abril de 2002 en donde se garantizaba el proyecto original del MBR200 y no el actual proyecto neocomunista. Si no hay acuerdo, los militares saldrían del poder. Lo saben todos los uniformados, a menos que se cuadren mayoritariamente con el jefe Chávez o el líder Baduel y sus respectivos proyectos. La decisión y las armas están en sus manos… por ahora.
Vladimir Gessen

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miércoles, 14 de noviembre de 2007

EL REY Y CHAVEZ EN EL DIVAN PSICOLOGICO


El Rey carga en su psiquis el peso de una larga tradición y cultura europea. El es un Soberano. Aunque estemos en tiempos modernos y republicanos donde el Soberano sea el Pueblo. También, el Rey llevaba dentro de sí un mensaje que pensamos universalmente, una especie de imagen del “inconsciente colectivo” que todos repetimos desde hace una década, pero que por distintas razones, no se había hecho presente, sea por temor en Venezuela o porque en otros países prefieran evitar la diatriba con tan desmesurado personaje. Juan Carlos solamente dijo lo que todos gritamos cada vez que el presidente vocifera o habla y habla y habla, bla, bla, bla: Chávez, ¡¿Por qué no te callas?!
El primero en decirlo fue su operador político, quien llegó a ser vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, cuando le advirtió públicamente que “el pez muere por la boca”.
Ahora le tocó a Juan Carlos. Quizás se sintió Rey en pleno, y pensaría: “Si no lo hago yo, quien lo haría”. Tal vez, su probado apego a la vida democrática y sus credenciales como mediador y diplomático universal le hicieron sentir invulnerable ante los seguros ataques y verborrea a la que acudiría el presidente venezolano. Lo cierto es que dio el paso y dijo lo que millones: Chávez, ¡Cállate!... Y Chávez, como quiera que lo quiera justificar, se calló. A lo mejor su formación castrense le obligó a acatar al Capitán General que es el rango del rey en términos militares, o acaso se desconcertó porque nadie antes lo había hecho. Pero la verdad, todos la vimos, interrumpiendo el cruce de miradas y palabras entre Chávez y Zapatero, Juan Carlos se lo dijo, frente a frente, ¡Cállate! y… se calló. Así de simple. No puede decir ahora que no lo vio o no lo oyó porque su mentira queda al desnudo.
Las consideraciones posteriores son diversas. Es igualmente verdad que un jefe de estado no puede mandar callar a otro. Es verdad que Chávez no dejaba hacer uso de su palabra a Zapatero y son verdades algunas de las consideraciones políticas del presidente venezolano. Existe un imaginario en América Latina que pesa sobre los seres que la habitamos como es el que los culpables de las desgracias de Latinoamérica son en el presente los Estados Unidos y anteriormente el Imperio español. Es una forma de eludir la propia responsabilidad de los pésimos gobernantes que hemos tenido, quienes por cierto han escrito nuestra historia. Sin embargo, hay también una verdad que no se extinguirá ahora, cada vez que Chávez insista en su charlatanería posiblemente cientos de millones en Hispanoamérica y en el Mundo coreen mentalmente e “in crescendo” un nuevo rótulo mítico: ¡Por qué no te callas!
Vladimir Gessen

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jueves, 8 de noviembre de 2007

CLAVES PARA ENTENDER EL CASO BADUEL


El general, ex ministro de defensa Raúl Isaías Baduel y compañero de revolución de Chávez, expresó que es un “golpe de estado” la forma como se quiere alterar la Constitución en Venezuela.


Se refería al artículo 342 de nuestra Carta Magna en donde se especifica que una reforma constitucional no puede modificar su estructura y principios fundamentales, como se pretende, declarando al Estado socialista, eliminando de hecho el pluralismo democrático.
Entonces, si Baduel afirma que es un golpe a la constitución, debió llamar a la fuerza armada venezolana a cumplir con sus preceptos y evitarlo por el claro mandato que tiene (artículos 328 al 331) de defender los principios pautados en la ley de leyes venezolana.
Además, el Artículo 333 establece que la Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque se derogase fuera de ley. “En tal eventualidad, toda autoridad, tendrá el deber de restablecer su efectiva vigencia”.
Así, nos preguntamos por qué Baduel no hizo el llamado a la FAN de aplicar el artículo 350 que instituye que “El pueblo de Venezuela… desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos”. Sorprendentemente y en desacorde con su fuerte discurso meramente convocó a votar en las elecciones por el NO.
Esto nos demuestra dos posibilidades no excluyentes la una de la otra: Una, que Baduel no tiene la fuerza militar interna para emplazar a los ciudadanos de uniforme; es decir, no cuenta con los “cañones” suficientes para que la FAN desconozca a las autoridades constituidas por miembros del oficialismo que participan de la reforma como lo son el Presidente y Comandante en Jefe, la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Supremo Electoral.
Dos, que Baduel sale a la palestra pública y toma la calle para crear las condiciones objetivas para una insurrección, antes, durante o después del referéndum.
Otra probabilidad es que Baduel forme parte de una estrategia oficialista y militar, para crear una nueva oposición al gobierno pero leal al régimen. El gobierno cívico-militar de Venezuela requiere mantener una imagen internacional democrática. En este esquema se basa su aceptabilidad por parte de la comunidad de naciones. Pero el “chavismo” teme a la oposición actual, a la cual sitúa como golpista. Chávez preferiría una oposición que nunca irrumpa en contra de su gobierno aunque le ceda algunas gobernaciones como Aragua y Sucre. Baduel y el partido Podemos pueden cumplir este papel.
Por su lado, el alto mando militar precisa frenar al Chávez megalómano y ponerle freno al “huracán” desbocado que representa en algunas oportunidades. Una oposición fuerte, liderada por un militar, aunque mediatizada, permitiría algunos equilibrios.
Los escenarios que se presentarán en el referéndum de reforma constitucional serían: Primero: El oficialismo controla, de una u otra manera, los resultados electorales. Estimamos que se “contarán” no menos de un 60 % de los votos a favor del SI. Segundo. En un escenario de alta abstención, Chávez logrará legalidad pero no legitimidad. Con una baja abstención, consigue legalidad y más legitimidad.
En ambos casos, al sumarse los votos “NO” junto a la abstención, se superará ampliamente el 50 % de los electores, por lo que la legalidad existirá pero no la legitimidad.
La segunda línea de defensa, la resistencia al totalitarismo, seguirá creciendo y en algún momento llegará el punto de quiebre, el cual nos ilusionamos sea por la vía pacífica y democrática.
Vladimir Gessen
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lunes, 5 de noviembre de 2007

Chávez y Baduel: Gobierno y oposición


Recordemos al duo dinámico de la revolución venezolana hace unos meses. Saque sus propias conclusiones una vez que vea el video. Por favor haga click en...