jueves, 24 de enero de 2008

EL OCASO DE CHAVEZ: NO PODRA IMPONER SU REELECCION INDEFINIDA

En los próximos comicios regionales Hugo Chávez no podrá ganar ni cantar victoria. No existe fórmula que le permita recuperarse de la derrota a su reforma pro-reelección, sufrida el 2 de diciembre de 2007.


Además de la enorme pérdida de popularidad del Presidente, provocada por asociar el referéndum sobre la reelección a su imagen, cuando afirmó que sí se votaba contra la reforma sería contra él, Chávez enfrenta un nuevo problema: Si los dirigentes del oficialismo ganan las próximas elecciones regionales, el “comandante” quedará debilitado ante ellos. Chávez contó más de 7 millones de sufragios cuando fue reelecto en las elecciones presidenciales de diciembre del 2006. Un año más tarde perdió la consulta reeleccionista con apenas 4 millones de votos. Ahora, este año, si en los comicios regionales, el oficialismo recupera los 7 millones de sufragios otra vez, se evidenciará que los gobernadores y alcaldes electos y el partido de gobierno tienen más respaldo que el supuesto líder del “proceso”.
Supongamos que otro dirigente fundamental del oficialismo como Diosdado Cabello, gobernador del Estado Miranda, se reelige y se adjudica más papeletas que los logrados por Chávez en su estado, sería suficiente aval para que aspirara por la candidatura presidencial del partido de gobierno. Diosdado sería uno de los presidenciables que surgirán en las filas del partido rojo.
Si esto se repite en más estados y la sumatoria de votos regionales alcanza a ser mayor que los del referéndum pro-reelección de Chávez, el peso institucional del oficialismo se hará sentir sobre el Presidente, limitando su jefatura y cercando su liderazgo.
Cuando el Presidente quiera en el 2009 como anunció, forzar una enmienda constitucional permitiendo la reelección presidencial indefinida, encontrará una barrera insalvable. Su enmienda no podrá pasar. Demasiados intereses del “chavismo sin Chávez”, de los militares “institucionales”, de parlamentarios y magistrados oficialistas pero antireeleccionistas “encubiertos” y de los nuevos líderes del oficialismo con aspiraciones presidenciales, conspirarán para impedirlo.
Todo esto, partiendo de la premisa de un triunfo electoral oficialista lo cual no se vislumbra a menos que “emerjan” los 3 millones de votos “virtuales” que desaparecieron el pasado 2 de diciembre. Si, como es de esperar, la oposición repite o amplia su ventaja, mantiene la gobernación del Zulia y gana gobernaciones como Miranda, Aragua, Carabobo, entre otras, así como importantes alcaldías incluida la de Caracas, entonces el problema de Chávez no será intentar la enmienda sino más bien cómo evitar la renuncia o que le deroguen el mandato con un referéndum revocatorio.
Estas realidades deben tener muy preocupado a Hugo Chávez. Su instinto político le alertará que las cosas andan mal. Que su intento de “huir hacia delante” con lo del acuerdo humanitario con las FARC, para disimular la derrota electoral, lejos de ayudarle lo empantanó aún más.Lo mejor que podía y puede hacer, en términos militares, es un repliegue estratégico para reagruparse y recuperar fuerzas. Traducido en términos políticos: dejar la confrontación y de crear enemigos y concentrarse en gobernar. Abstenerse de intervenir en las elecciones regionales y reivindicarse ante el Pueblo, solucionando los problemas de la gente. De esta forma podrá, si bien no reelegirse, retirarse de la presidencia… con futuro.

Vladimir Gessen
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