Un segundo
“pinochetazo” se gesta en Venezuela, de acuerdo a algunos teóricos marxistas que pululan como asesores gubernamentales.
Para unos, las declaraciones del general Raúl Isaías Baduel contra la reforma constitucional fueron el inicio formal de un plan contrarrevolucionario que estaría en plena ejecución. Para otros, la fractura del ejército que significa la salida de Baduel del proceso chavista pone en peligro la revolución venezolana y la integración bolivariana en el continente.
La reforma propuesta por Chávez con el objeto de profundizar la revolución, en lugar de unificar a distintos factores sociales, económicos y políticos, no chavistas en torno al “proceso”, lo que ha logrado es fraccionar a la sociedad venezolana en todo nivel, aún más de lo que ya estaba.
El efecto Baduel ha estimulado el ir a votar contra la reforma y disminuido el abstencionismo. La conducta del general después del referéndum será crucial y decisiva. Los sectores oficialistas, con grupos paramilitares y los “batallones” del partido socialista tomarán la calle para cantar el triunfo antes que el poder electoral termine el escrutinio. La oposición denunciará un fraude electoral. Los voceros más radicales de ella llamarán al pueblo a la calle para defender una legítima victoria, y muy probablemente se sumaran amplios sectores de la oposición.
Así comenzará la crisis y hete aquí que toda Venezuela estará esperando el reconocimiento oficial del resultado por parte de Baduel o la confirmación de sus palabras aseverando que se ha consumado un golpe en contra de la efectiva constitución de 1999. Este mensaje del trisoleado general será concluyente tanto para civiles como para los ciudadanos de uniforme. En ese momento Baduel puede invocar los artículos 333 y 350 de la Carta Magna y cumplir su deber de colaborar en el restablecimiento de la Ley Fundamental derogada, desconociendo cualquier legislación o autoridad que contraríe los valores, garantías y principios consagrados en la constitución cambiada.
El pronunciamiento de Baduel se oirá en las filas castrenses con mucha atención y por lo que ha expresado hasta ahora, no aceptará la reforma de ninguna manera. Entonces, nos preguntarnos: ¿Cuál será su estrategia?
Si asume el liderazgo y llama a la protesta, a la lucha, inmensos factores dentro del movimiento estudiantil, sindicatos, partidos de oposición, iglesias y los ciudadanos en general le seguirán porque le perciben con poder para sacar a Chávez de Miraflores. El comandante en jefe Chávez tendrá que apelar a los planes militares contingentes y el choque de trenes será inevitable. Predecir quien vencerá es imposible pero el costo será alto.
La otra alternativa es que Baduel llame a la manifestación pacífica, a la resistencia sin violencia, a la denuncia del golpe constitucional y/o del fraude electoral ante las instancias nacionales e internacionales, y a continuar una lucha de mediano y largo plazo. En este caso, de todos modos no parará las protestas, pero las debilitará por desaparecer la representación de un posible apoyo militar. Baduel perderá el liderazgo que haya ganado en sectores opositores y tenderá a “ariascardenizarse” y minimizar su participación pública. Chávez de ninguna manera tendrá éxito. Le será imposible instrumentar un sistema que rechaza, al menos, la mitad del país. Para implementarlo tendría que dejar la apariencia democrática. Si lo hace, será derrocado más temprano que tarde. Vladimir Gessen
La reforma propuesta por Chávez con el objeto de profundizar la revolución, en lugar de unificar a distintos factores sociales, económicos y políticos, no chavistas en torno al “proceso”, lo que ha logrado es fraccionar a la sociedad venezolana en todo nivel, aún más de lo que ya estaba.
El efecto Baduel ha estimulado el ir a votar contra la reforma y disminuido el abstencionismo. La conducta del general después del referéndum será crucial y decisiva. Los sectores oficialistas, con grupos paramilitares y los “batallones” del partido socialista tomarán la calle para cantar el triunfo antes que el poder electoral termine el escrutinio. La oposición denunciará un fraude electoral. Los voceros más radicales de ella llamarán al pueblo a la calle para defender una legítima victoria, y muy probablemente se sumaran amplios sectores de la oposición.
Así comenzará la crisis y hete aquí que toda Venezuela estará esperando el reconocimiento oficial del resultado por parte de Baduel o la confirmación de sus palabras aseverando que se ha consumado un golpe en contra de la efectiva constitución de 1999. Este mensaje del trisoleado general será concluyente tanto para civiles como para los ciudadanos de uniforme. En ese momento Baduel puede invocar los artículos 333 y 350 de la Carta Magna y cumplir su deber de colaborar en el restablecimiento de la Ley Fundamental derogada, desconociendo cualquier legislación o autoridad que contraríe los valores, garantías y principios consagrados en la constitución cambiada.
El pronunciamiento de Baduel se oirá en las filas castrenses con mucha atención y por lo que ha expresado hasta ahora, no aceptará la reforma de ninguna manera. Entonces, nos preguntarnos: ¿Cuál será su estrategia?
Si asume el liderazgo y llama a la protesta, a la lucha, inmensos factores dentro del movimiento estudiantil, sindicatos, partidos de oposición, iglesias y los ciudadanos en general le seguirán porque le perciben con poder para sacar a Chávez de Miraflores. El comandante en jefe Chávez tendrá que apelar a los planes militares contingentes y el choque de trenes será inevitable. Predecir quien vencerá es imposible pero el costo será alto.
La otra alternativa es que Baduel llame a la manifestación pacífica, a la resistencia sin violencia, a la denuncia del golpe constitucional y/o del fraude electoral ante las instancias nacionales e internacionales, y a continuar una lucha de mediano y largo plazo. En este caso, de todos modos no parará las protestas, pero las debilitará por desaparecer la representación de un posible apoyo militar. Baduel perderá el liderazgo que haya ganado en sectores opositores y tenderá a “ariascardenizarse” y minimizar su participación pública. Chávez de ninguna manera tendrá éxito. Le será imposible instrumentar un sistema que rechaza, al menos, la mitad del país. Para implementarlo tendría que dejar la apariencia democrática. Si lo hace, será derrocado más temprano que tarde. Vladimir Gessen
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