Desde primera horas de la mañana la abstención se ha hecho sentir, sin embargo, la votación es mayor que en las elecciones legislativas…
En la Sala Situacional de Miraflores se ordena a los voceros del oficialismo hacer declaraciones llamando a votar y a los cuadros del partido socialista y del ejecutivo nacional, así como a los gobernadores y alcaldes se les instruye en hacer redoblados esfuerzos para llevar a la gente a sufragar.
El comandante en Jefe se encuentra plenamente informado por los organismos de inteligencia militar sobre el acuartelamiento y la movilización castrense en todo el territorio nacional. Hasta donde está en conocimiento, la situación es normal, demasiado normal...
La mayoría de los dirigentes de la oposición en buena parte llaman a ejercer el voto y lo hacen desde los centros de votaciones. Destaca para los medios de comunicación la presencia del general en Jefe “institucionalista” quien declara insistiendo en la necesidad de manifestarse mediante el sufragio.
Los “batallones” del oficialismo se preparan para cantar victoria y movilizarse a partir de las 4 de la tarde, de manera que tomen las calles y ocupen el espacio antes que los otros. Mientras tanto distintas fuerzas organizadas se aprestan para denunciar el fraude electoral que estaría por cometerse y comenzar la protesta que aspiran sea nacional, en todas y cada una de las ciudades y permanente. Algunos proclaman “candelas” y “guarimbas”, otros, manifestaciones, cacerolazos y marchas.
En la Guardia Nacional están preparados, el Ejército se encuentra en alerta. La Marina y Aviación, acuarteladas. En cada oficial, el dilema, nadie abrirá fuego contra el pueblo.
Los estudiantes, en los centros de votación cuidando los votos del NO y los mensajes de celulares se multiplican por miles indicando muy hábilmente lo que se debe hacer y cuando. Existe temor pero también conciencia del importante momento histórico que se está viviendo.
Los rumores van y vienen, “hay militares presos”, “mataron a un estudiante”, “la marina se alza esta noche”, “el fraude es gigantesco”, “Chávez decretará el estado de excepción”...
Venezuela al borde del precipicio…
Todo comenzó cuando el presidente el 28 de diciembre de 2006 pronunció un discurso ante los militares anunciando el cierre de RCTV, en medio de su consigna “Patria, socialismo o muerte”, perdiendo la legitimidad democrática lograda en las elecciones presidenciales, y posteriormente al proclamar una nueva constitución “roja-rojita” bajo la etiqueta de una reforma.
La Constitución es algo más que la ley fundamental de un Estado que defina el régimen de derechos y libertades de los ciudadanos y la organización política. En la Carta Magna se establece la convivencia de una sociedad, y en tiempos de libertad se funda mediante el mayor consenso posible. Se crea para unir a los ciudadanos de una nación en torno a normas aceptadas por todos. La nueva constitución propuesta por el presidente Chávez divide a Venezuela en dos. Pronuncia la desavenencia y la convierte en discordia, desacuerdo y, eventualmente, en enemistad. En lugar de un pacto social se presenta una ley fundamental con claros visos de unilateralidad e imposición de una parte a otra.
Lo peligroso y trascendental de la reforma y de los resultados electorales es que el país puede deslizarse hacia una confrontación civico-militar que nos marque y despedace por décadas. El Tribunal Supremo debe meditar sobre esto cuando decida si difiere el referéndum… y a tiempo.
Vladimir Gessen
(Si desea expresar su opinión o que le enviemos nuestros artículos e informaciones a su email, por favor escríbanos a vladimirgessen@gmail.com)