Hugo Chávez no va a lograr la federación de países socialistas de Latinoamérica como es su quimera, más que una utopía.
Se equivoca con Bolivia, con Nicaragua, con Ecuador y hasta con Cuba, a quien cree su aliada.
Lleva años resaltando la vigencia de la Carta de Jamaica manuscrita por el Libertador y usándola como guía, interpretando que Bolívar quiso con ella crear una sola nación “bolivariana”. En realidad, la verdad manifestada por el Padre de la Patria dejó claro, en la misma misiva, que no era posible hacer un sólo Estado, “porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América”. Bolívar previó, a pesar de que en esos momentos existía un solo reino en la América española, ¡17 repúblicas!
Hasta ahora, el presidente Chávez no ha logrado siquiera unir a su propio país, el cual se encuentra políticamente dividido. Chávez va del “timbo al tambo”. En diciembre pasado, el Consejo Nacional Electoral le “contó” alrededor del 60 % de los votos y cuando predominaba el criterio de reconocer a un presidente democrático, electo legítimamente y aceptado por una oposición que alcanzaba el 40 % de los votos, el Comandante en jefe ordenó el cierre de RCTV. En 5 meses, Chávez se acercaba apenas al 35 % de popularidad en las encuestas y lo más determinante, su imagen internacional perdía toda legitimidad y los medios libres en todas partes lo han señalado como dictador y autócrata.
Sin embargo, haciendo uso de inmensos recursos en subsidios populares, poco a poco emergió una vez más su popularidad. Entonces, arremetió con la reforma constitucional y se dispuso a imponerla. De nuevo, ha dividido al país y sus puntos en las encuestas bajan. La Iglesia en Venezuela se pronuncia en contra de la reforma, igual el pueblo opositor, los estudiantes, los periodistas, los gremios, los intelectuales, los medios de comunicación, los partidos de oposición, parte de los sectores populares chavistas y algunos partidos oficialistas, hasta el punto que dentro de la Asamblea Nacional, totalmente “roja”, surgen las disidencias. El país otra vez se divide en dos.
Por su lado, el gobierno cubano acepta la ayuda venezolana, al fin y al cabo generalmente han sido un país mantenido. Pero una cosa es esa y otra asimilar a Cuba a una federación presidida por Chávez.
Todo imperio tiene su Roma. La federación soviética se mandaba desde el Kremlin, en Moscú. Si se constituyera la federación socialista bolivariana, esta se comandaría desde Caracas. Raúl nunca se supeditará a ser el número dos de Chávez. Ortega tampoco, las FARC jamás agacharán la cabeza al presidente venezolano.
Se puede recibir la ayuda crematística de un gobierno extranjero pero no someter su soberanía a estos designios. Correa en Ecuador clama repetidamente su independencia de Chávez aunque coincidan en algún plan y procedimiento. En Bolivia, Evo Morales admite su sumisión al “Comandante” como él le llama, pero su país se nota ofendido ante la amenaza de Chávez de no quedarse de brazos cruzados si bolivianos deciden resolver sus problemas entre ellos. El presidente venezolano no se percata que una de las cosas mas repudiadas universalmente es que existan naciones que se entrometan en los asuntos internos de otras.
No, Chávez no logrará su “federación”. El divide a Venezuela, a Cuba, a Bolivia, a Brasil hoy, mañana lo hará con Argentina, Nicaragua, Ecuador, porque es un líder que desune en lugar de aglutinar.
Vladimir Gessen
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