Hasta ahora Barack Obama ha ganado más estados que Hillary Clinton en la contienda por la candidatura presidencial del partido demócrata de los Estados Unidos, pero Hillary ha triunfado en los estados más grandes, con mayor población, número de electores y delegados.
La candidatura presidencial en el partido demócrata es una elección en segundo grado. Se eligen delegados en proporción a la población de cada estado y se requieren 2025 a nivel nacional para obtener la nominación presidencial. Las elecciones se hacen estado por estado y conforme a un calendario preestablecido durante varios meses. Obama está ligeramente arriba en los resultados contados hasta el presente en la mayoría de los estados, con 1611 delegados alcanzados versus 1487 de Hillary.
Si en las primarias de los estados que quedan se siguen repitiendo las cifras que hemos visto, con Obama ganando 60-40 en los estados pequeños e Hillary 55-45 en los estados más grandes, ninguno de los dos candidatos logrará los 2025 delegados requeridos.
En este caso, y si la diferencia entre Hillary y Obama se mantiene en aproximadamente 100 a 150 delegados, la decisión final de quién será el candidato presidencial recaerá en lo que se denominan los “superdelegados”. Estos son los demócratas que hayan sido líderes y autoridades del partido, ex presidentes de los Estados Unidos, gobernadores de estados en ejercicio, senadores y miembros de la cámara de Representantes del Congreso actualmente, y los miembros del Comité Nacional del Partido Demócrata. En total son 796 “superdelegados”. 444 han pronunciado ya su apoyo a uno de los dos candidatos, la mayoría por Hillary. Aunque la lista varía día a día, por los momentos, 207 “superdelegados” apoyan a Obama y 237 a Hillary. Faltan por decidir 338 “superdelegados”. Virtualmente, ellos decidirán la candidatura presidencial demócrata.
En este instante, los triunfos en los estados Mississippi y Wyoming han vuelto a impulsar a Obama, pero las encuestas más recientes le dan ventaja a Hillary en estados grandes faltantes como Pennsylvania.
La campaña de Obama se ha centrado en convencer a todos que su candidatura presidencial es imparable, pero Hillary, después de los triunfos de Ohio y Texas rompió este esquema y hoy una buena parte de la opinión pública norteamericana expresa que no se sabe quién pueda ganar esta última etapa.
Este escenario favorece a Hillary porque le permite a los “superdelegados” que la respaldan y que por los momentos son más de los que apoyan a Obama, votar por su candidata sin temor a que los acusen de ir contra los votos de las bases del partido demócrata.La mayoría de los analistas norteamericanos señalan que no es factible ganar la presidencia de los Estados Unidos sin contar con los estados con mayor número de votos electorales, precisamente los que Clinton ha ganado, entre ellos New York, California, New Jersey, Ohio, Texas, Michigan o Florida y por otra parte, algunos estudiosos calculan que Hillary, dado que ha ganado en los estados más populosos, llegará a las finales con menos delegados que Obama pero con más votos populares. Otras encuestas indican que el 25 % de los votantes demócratas de Hillary en las primarias preferiría votar por el candidato republicano si Obama gana las internas, mientras que solamente el 10 % de los seguidores de Obama votarían por el republicano en el mismo caso, por lo que Hillary representaría mejor opción para ganar la presidencia de los EEUU. Estos argumentos son fuertes y serán tomados en cuenta por los “superdelegados” porque lo que quiere el liderazgo institucional del partido demócrata es ganarle las elecciones a John McCain, el candidato republicano que será un hueso duro de roer. Seguimos pensando que al final la maquinaria Clinton se impondrá.
Vladimir Gessen.
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