Cada vez más personas especulan que Chávez se comporta alocadamente… y no le faltan razones para suponerlo, pero más bien pienso que actúa con desespero.
Chávez, como militar, conspiró durante 12 años, estuvo preso por su intentona golpista en 1992 y le ocupó 6 años más salir de la cárcel y tomar el poder. Gobierna desde hace casi una década. La contrariedad que lo inquieta, impacienta y abate es que el pasado 2 de diciembre los venezolanos votaron contra su reelección. Legal y obligatoriamente, de no conseguir cambiar la situación, tiene que salir del poder en 2012, o sea, dentro de menos de 5 años. Para un hombre que en total lleva 28 dando bandazos para hacerse y mantenerse en el mando, 4 años es poco tiempo. Muchos presidentes en períodos de 4 o 5 años han hecho grandes transformaciones en sus naciones. Baste con citar a Lula da Silva en su primer mandato en Brasil quien, gracias a su excelente obra de gobierno, fue reelecto.
Hugo Chávez quería transformar a Venezuela, hacerla mejor, trazar un camino hacia el desarrollo y ser reconocido por ello. Prometió una tercera vía para salir de la pobreza, acabar la corrupción, eliminar la niñez abandonada y dotar a todos de alimentación adecuada y un sistema de salud y seguridad social. Pero fracasó. Luego, para ocultar este fiasco ha ofrecido el socialismo del siglo XXI… rememorando a la extinta Unión Soviética o como el “mar de felicidad” cubano, aunque el propio Raul Castro se aleja de este charco.
Cómo era de esperarse, después de ¡10 años!, contando con inmensos recursos económicos, muchos más de lo que necesitó toda Europa para salir de la extrema penuria que generó la segunda guerra mundial más lo requerido por Japón para recuperarse del holocausto atómico, Venezuela sigue siendo un país subdesarrollado, pobre, lleno de problemas y sin un futuro cierto. Más grave aun, Chávez intuye que en los 4 años que le quedan nada podrá hacer, porque su modelo de desarrollo es tan confuso, por decir lo menos y proclive a la ineficiencia, la corrupción y a la improductividad que solamente lo conducirá a un mayor desastre social, económico, político y posiblemente militar.
Además, no pudo crear las tres patas del taburete de su revolución. No tiene el partido único. El partido socialista luego de un parto con fórceps hace aguas y se divide por todos lados y el liderazgo de Chávez es cuestionado soterradamente por sus propios aliados.
Las fuerzas armadas institucionales no han podido ser sustituidas por la milicia o un ejército rebelde incondicional al líder del “proceso”.
Los trabajadores, los campesinos, agricultores y los estudiantes no son la “vanguardia” de la revolución, por el contrario cada día más disienten del gobierno.
Para colmo, este año todo apunta a que el oficialismo tendrá una debacle electoral que puede adelantar la salida constitucional de Chávez de la Presidencia de la República.
Por todo esto creemos que Chávez está desesperado. Por primera vez ¡no sabe qué hacer! dentro del marco democrático. No obstante, nos preocupan los movimientos tácticos en relación a Colombia y las constantes provocaciones a la oposición interna y a otras naciones.
En su exasperación y rabia, algunos gobernantes han caído en estrategias de crear caos, anarquía, perturbación o hasta guerras, civiles internas, o externas con otros países, para usurpar el poder. Esperemos que en Venezuela no se cometa ninguna locura.
jueves, 15 de mayo de 2008
El DESESPERO Y LA ESTRATEGIA
Vladimir Gessen.
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