Nuevas formas de discriminar y algunos planes de seguridad junto a los acontecimientos en Irak están provocando que la prensa norteamericana haya vuelto a hablar de “macartismo”. Igualmente, observamos las “listas” de persecuciones macartistas en países latinoamericanos.
Todo dio comienzo aquel fatídico jueves negro de octubre de 1929 con la caída de la bolsa de valores de Nueva York dando inicio a la gran depresión de los treinta. Afectó a todos los países que ejercían el libre mercado. La gente dejo de comprar porque los precios de las acciones, de los bienes, de las casas se desplomaban, las industrias acostumbradas a crecer y producir cada vez más no tenían a quien vender su producción y pararon, lo cual trajo el desempleo masivo. Millones de seres dejaron de comprar y miles de fábricas, de vender.
En Alemania esto fue devastador y muy propicio para el nazismo. Ya en Italia y Rusia el fascismo y el comunismo ofrecían una falsa alternativa al libre mercado, satanizando al capitalismo. La crisis de la economía mundial extremó el racismo y la xenofobia, y trajo el “estatismo” que durante décadas sometió, asesinó y tiranizó a decenas de naciones. En EEUU la crisis fue superada con una política intervencionista, proteccionista, con fuertes regulaciones al libre mercado, se imprimió más dinero sin respaldo del patrón oro y con un endeudamiento fiscal importante, pero con una enorme inversión en obras públicas que comenzó a poner en marcha a las fábricas y la rueda de la economía nuevamente.
Luego, se aumentarían los impuestos para pagar la deuda y equilibrar el presupuesto. Desde entonces, se estimula la demanda en tiempos de recesión y se limita cuando está boyante la economía, al aumentar o disminuir los impuestos, así como abaratar o encarecer el dinero subiendo o bajando los intereses bancarios y financieros, sea el caso.
Este intervencionismo económico inspirado por John Maynar Keynes y denominado “Keynesianismo”, fue acompañado por una línea política de fuerte represión a lo que “oliera” a comunismo. El FBI dirigido por Edgar Hoover y más tarde junto al senador Joseph Raymond McCarthy establecieron la persecución política, fundamentándose en la Ley de Registro de Extranjeros que declaraba fuera de ley apoyar, sugerir o ¡desear! que el gobierno fuera depuesto. De esta forma se desató usando, “listas negras” de enemigos o listas “rojas” de radios, periódicos y canales, una cacería de brujas que persiguen hasta Charles Chaplin y Orson Welles en medio de ¡miles! de intelectuales, periodistas y artistas.
Todo esto duró hasta 1954 cuando el Congreso censuró a McCarthy por “comportamiento contrario a la tradición del Senado” después de una intensa campaña de los medios de comunicación haciendo valer los derechos civiles de la Constitución estadounidense. Afortunadamente estos nefastos sucesos, al final no sacrificaron la libertad ni los derechos ciudadanos. Por eso, en el presente se debe tener confianza y no dejarse motivar por un racismo moderno como es la discriminación o un “estatismo” del siglo XXI, volviendo a un pasado excesivamente proteccionista.
Para colmo, recientemente los candidatos presidenciales demócratas rechazan el tratado comercial con Colombia y anuncian la revisión del acuerdo con México como un preludio del “proteccionismo” que se evoca. Algo debe andar mal cuando coinciden en decir no al libre comercio, Correa, Chávez, Hillary y Obama. Nada bueno le trajo al mundo el estatismo. ¿Se repetirá la historia?
Vladimir Gessen.
miércoles, 16 de abril de 2008
¿EEUU Y LATINOAMERICA HACIA EL ESTATISMO?
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